13 de febrero, un hito en la historia de Chile: es es Día Nacional de la Prensa

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El 13 de febrero de 1812 marca el inicio de la era en el periodismo chileno, con la circulación de La Aurora de Chile, el primer diario impreso del país. Esta fecha, que conmemora el Día Nacional de la Prensa, resalta el trabajo fundamental de los profesionales que informan a la sociedad, defendiendo el derecho humano a la libertad de expresión, opinión, prensa e información, principios consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

La «Aurora de Chile»: El Primer Diario Impreso de Chile y su Legado Histórico

Fundado por fray Camilo Henríquez, el periódico circuló en 62 ediciones, hasta el 1 de abril de 1813. La imprenta en que se hizo y que puede admirarse en la Biblioteca Nacional, llegó a Valparaíso desde Nueva York a fines de 1811.

«Está ya en nuestro poder el grande, el precioso instrumento de la ilustración universal: ¡la imprenta!», anotó en febrero de 1812 Camilo Henríquez en el número inaugural de la «Aurora de Chile: periódico ministerial y político», el primer diario impreso en el país.

Y el sacerdote y periodista tenía razones para estar entusiasmado. Al fin, la joven república contaba con una imprenta que le permitiría difundir las ideas independentistas y el espíritu libertario de la naciente república.


Pero llegar a ese punto no fue fácil. Durante décadas, los criollos habían solicitado a la Corona una autorización para adquirir una imprenta, pero recién pudo obtenerse en 1811 por orden expresa de José Miguel Carrera, quien veía en el invento de Gutenberg una poderosa arma para la emancipación nacional.

Es útil considerar que la imprenta había llegado a México en 1540.


Una joya de quilates

Sin mayor ostentación, en un silencio que no revela su linaje, próxima al Salón Bicentenario de la Biblioteca Nacional, se encuentra la prensa en la que el padre del periodismo nacional, fray Camilo Henríquez, imprimió 62 ediciones de la Aurora de Chile, el periódico pionero del país que, con sus textos, contribuyó a la emancipación nacional.

Como es de suponer, esos mensajes podían ser desifrados por una minúscula parte de los chilenos: quienes sabían leer y escribir. Y el mensaje en latín que comienza a aparecer a partir de su N° 18 (11 de junio de 1812), ratifica ese propósito libertario: » ¡Luce beet populos, somnos expellat, et umbras!», es decir, «Con su luz bendice a los pueblos, aparta el sueño y las sombras».

Con 500 ejemplares por edición (aparecía los jueves), en la Aurora de Chile escribieron los chilenos más ilustrados. Aparte del mismo fray Camilo Henríquez, lo hizo Bernardo de Vera y Pintado, Antonio José de Irisarri, Manuel José Gandarillas y el «taitita» Manuel de Salas Corvalán.

Junto con el arribo de la imprenta a Valparaíso, a bordo de la fragata Galloway, llegaron al país tres tipógrafos que manejaron la maquinaria: Samuel Burr Johnston, William H. Burdidge y Simón D. Garrison, contratados por Mateo Arnaldo Hoevel (quien vendió la prensa al Gobierno de Chile).

Su distribución

La Aurora de Chile se vendía en la Oficina de Correos y en el almacén de don Roque Allende. El valor de la suscripción, para los residentes en Santiago, era de 6 pesos el semestre. Para los habitantes de provincia, el valor subía a 9 pesos, y para quienes vivieran en el extranjero y desearan una suscripción, su costo era de 12 pesos.

La Biblioteca Nacional festeja hoy los 201 años del periodismo chileno e invita a la ciudadanía a conocer la imprenta que dio origen a la «Aurora de Chile: periódico ministerial y político», cuya voz libertaria contribuyó con sus luces al nacimiento del periodismo nacional y a la independencia del país.

Las 62 ediciones de la Aurora de Chile se encuentran resguardadas en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional. En formato de microfilm, pueden ser consultadas en la Sección Periódicos de la institución.

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