El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, descartó enviar a Ucrania cazas F-16 pese a las peticiones de apoyo aéreo urgente del gobierno de Kyiv.
Cuando le preguntaron el lunes si despacharía los aviones de combate, el mandatario respondió con un tajante «no».
La negativa llega una semana después de que Washington anunciara el envío a Ucrania de 31 tanques Abrams, los más efectivos del mundo según el propio Biden, junto con vehículos de apoyo M88.
Miedo a una escalada
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y las autoridades militares de ese país creen necesario eliminar los tabúes sobre el envío de aviones, pero EE.UU. y algunos de sus socios temen que esto conduzca a una peligrosa escalada del conflicto con Rusia, que cuenta con un amplio arsenal de armas nucleares.
«Desde el inicio de la operación militar, ha habido una fuerte preocupación por la posible escalada del conflicto y las líneas rojas rusas, que podrían llevar a Moscú a tomar medidas drásticas», explica a BBC Mundo Michael Desch, profesor de relaciones internacionales y director del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad de Notre Dame en Indiana (EE.UU.).
El gobierno de Vladimir Putin ha acusado repetidamente a la OTAN de llevar a cabo una guerra «proxy» o indirecta contra su país y ha advertido de que una mayor escalada podría desencadenar un conflicto nuclear.
El portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, Yuriy Ihnat, aseguró el martes al medio local Ukrainska Pravda que Kyiv necesita hasta 200 aviones de combatepolivalentes (como los F-16) para defender su espacio aéreo.
Argumentó que en este momento Rusia supera a Ucrania entre cinco y seis veces en número de aviones de guerra.
Un caza especial
El experto también cree que otro motivo por el que Estados Unidos se niega a enviar F-16 a Ucrania es su amplia autonomía de más de 4.000 kilómetros, que permitiría a los ucranianos operarlo mucho más allá de sus fronteras.
«No se habla mucho de ello, pero también preocupa que los ucranianos puedan salirse rápidamente del guion en cuanto a lo que EE.UU. está dispuesto a apoyar, y una forma de garantizar que no lo harán es controlar los sistemas de armas que les damos», afirma.
Para el académico, si Ucrania cuenta con recursos que le permitan alcanzar objetivos en Rusia a miles de kilómetros de la frontera, las posibilidades de que el conflicto escale a niveles aún más peligrosos se multiplican.
«Un buen ejemplo es el sistema de lanzamiento múltiple de cohetes HiMars, del que hay varios tipos y nos hemos resistido a darles los de mayor alcance porque tendrían la capacidad de alcanzar objetivos dentro de Rusia», indica.
El F-16 es un avión de combate que, «aun sin apoyo de tanqueros, tiene suficiente rango como para atacar en zonas muy interiores de Rusia», destaca.
Además, estos cazas de fabricación estadounidense supondrían una mejora significativa en comparación con los de la era soviética -en su mayoría MiG- que Ucrania usa hoy, producidos antes de que el país declarara su independencia de la URSS en 1991.
El F-16 Fighting Falcon se considera uno de los aviones de combate más fiables del mundo y lo utilizan otros países, como Bélgica y Pakistán.
Se puede cargar con bombas y misiles guiados, y es capaz de volar a 2.400 km/h, según la Fuerza Aérea de EE.UU.
Las capacidades de localización de objetivos del F-16 permitirían a Ucrania atacar a las fuerzas rusas con mayor precisión en todas las condiciones climáticas y de noche.
¿Marcaría la diferencia?
Ucrania alega que los aviones de combate avanzados pueden ayudar a defender su espacio aéreo de los ataques rusos, aunque los expertos ponen en duda que pueda ser un elemento decisivo en la guerra.
«En ninguno de los lados los cazas están jugando un papel importante en las operaciones terrestres. Por ejemplo, los rusos están usando muchos bombarderos grandes con misiles de crucero o misiles hipersónicos, y en el lado ucraniano es muy similar», evalúa Desch.
Argumenta que «la red de defensa aérea en ambos lados es muy densa y muy difícil de eludir para los cazas«.
En esta situación, el F-16 «quizás podría ser un poco más efectivo que otros aviones» aunque sin llegar a marcar la diferencia en el curso del conflicto, según el analista.
En todo caso, Biden ha rechazado repetidamente las peticiones de aviones por parte de Ucrania y, en su lugar, se ha enfocado en proporcionar apoyo militar en otras áreas.
Algunos de sus aliados occidentales, sin embargo, han expresado posturas diferentes.
División en Europa
El lunes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, no descartó enviar jets a Ucrania, aunque matizó que esto no debe suponer un aumento adicional de la tensión ni reducir la propia capacidad de defensa de su país.
El ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, se encuentra en París, donde prevé abordar este tema con Macron y los mandos militares franceses.
Polonia, otro aliado clave de Ucrania, tampoco ha descartado enviar F-16 a Kyiv.
Sin embargo, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, afirmó que solo sería posible «en completa coordinación» con otros miembros de la OTAN.
El viceministro de Exteriores de Ucrania, Andriy Melnyk, pidió a los aliados crear una «coalición de aviones de combate» que le suministre Eurofighters, Tornados, Rafales franceses y Gripen suecos.
El gobierno de Reino Unido anunció el martes no estar al tanto de ninguna solicitud formal de aviones por parte de Ucrania.
«Los aviones Typhoon y F-35 de Reino Unido son extremadamente sofisticados y lleva meses aprender a pilotarlos», indicó el portavoz del primer ministro, Rishi Sunak.
«Creemos que no es práctico enviar esos aviones a Ucrania», sentenció.
Aseguró, sin embargo, que Sunak «ha mantenido intensas conversaciones con asesores militares» y «la conclusión es que, dada la ventaja numérica de Rusia, una guerra de desgaste sostenida no beneficiaría a Ucrania».
Alemania, por su parte, también ha indicado que no enviará aviones de combate a Ucrania.
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