El mundo ha estado viviendo una constante crisis climática, en donde la naturaleza se ha hecho presente y han ocurrido diversas catástrofes, tales como: terremotos, aluviones, olas de frío y calor. Si lo llevamos a nuestro país, los incendios forestales han sido los protagonistas latentes en este verano.
Los devastadores incendios forestales que han afectado la zona centro y sur de Chile han dejado a familias sin sus casas, quedando a la deriva, en donde los más vulnerables son los que más sufren. También han perdido sus apoyos primordiales, como es el caso de escuelas para los niños.
En este contexto, la docente Ana Fernanda Toledo, jefa de carrera de Educación Parvularia de 1er y 2do año de Santo Tomás, San Joaquín, nos entrega algunas recomendaciones para explicar de la mejor forma lo que está sucediendo a los más pequeños del hogar y enfrentarlo positivamente:
¿Qué hacer si nuestro hogar y red de apoyo fue afectado?
Lo primero que debemos abordar es el contexto y situación vivida. A pesar de que se tiende a pensar que los niños no comprenden a cortas edades, debemos explicarles lo sucedido, esto dependiendo de la edad puede ser a través de una conversación, una historia, cuentos o inclusive dibujos.
En el caso donde los niños y adolescentes sean reubicados en otras escuelas y localidades, deberán enfrentar el desafío de adaptarse nuevamente. Si bien puede ser un proceso lento, debemos tener la tranquilidad que somos seres adaptativos y flexibles que mutan dependiendo de las realidades y contextos en donde nos vemos envueltos. En este sentido, hay que tratar de que estos cambios se vean normales para los adultos, así el niño lo percibirá de buena manera.
En el caso de estar en una residencia de paso o albergue, podemos trabajar en conjunto con las demás familias y niños que se encuentren en el lugar, propiciando contar con un sector habilitado para que puedan leer, dibujar, crear, estudiar y por sobre todo jugar. En el caso de una familia que comparta espacio, en la medida de lo posible, se recomienda habilitar un sector de aprendizaje, que puede ser intermitente. Por ejemplo, si no contamos con mucho espacio, podemos dejar el comedor para poder tener elementos de estudio, juego y recreación.
Si el cambio de residencia implica un trayecto más largo hacia el colegio, procura llevar un libro para pasar el tiempo, música de tu gusto para así hacer más ameno el tiempo de traslado. En el caso de los más pequeños quizás un juguete que le permita evitar el aburrimiento y un snack para tener energía. Se recomienda también considerar tiempos de descanso adecuado para que de esa manera nuestro sistema interno de “batería” pueda cargarse de mejor manera y que este cambio no sea un problema para el niño o niña.
Para finalizar hay que tener en cuenta que toda emergencia o cambio genera una serie de preocupaciones y desafíos, sin embargo, brinda nuevas oportunidades para fortalecer estrategias de inclusión, promover el desarrollo integral de la niñez con participación de las familias, para así evitar que los más pequeños de la casa queden atrás o fuera de las respuestas a la emergencia o contexto.
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