De corazón a corazón, sin prisa, en comunidad y conservando las costumbres y tradiciones de su gente, acompañados por “un paisaje pintado por Dios” un equipo de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio junto a la Municipalidad de Futaleufú y su Departamento de Turismo y de Cultura, se adentraron en la esencia de la ruta turística con características patrimoniales: El Espolón, ubicada en el límite con Argentina, la alianza forma parte de un trabajo cuyo objetivo es revitalizar e impulsar la difusión de esta ruta conociendo a su gente, sumado a un prístino paisaje patagónico rodeado por el HD de sus colores y aire puro, donde conviven sencillas y trabajadoras familias que desarrollan distintos oficios de características patrimoniales y que se han asentado por más de tres generaciones en ese lugar.
Vivir la experiencia y poner en valor los distintos oficios que se pueden encontrar es uno de los objetivos que persigue el trabajo, así lo explica Paulina Concha, Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en la región de Los Lagos, quien explicó que “Esta ruta está llena de la identidad cultural propia de nuestra gente de la Patagonia, que se destaca por vivir con simpleza pero en medio de verdaderos tesoros naturales, por lo mismo nadie debiera dejar de conocer estos parajes y aunque sea por 1 día vivir a la usanza y tranquilidad de la Patagonia, nosotros como equipo lo vivimos y lo sentimos en la piel, pero por sobre todo revaloramos el sentido de vivir en base a la identidad y el rescate de nuestras tradiciones”.
El ciclo de la lana. El recorrido comenzó en el Camping “El Caudal”, donde la señora Ximena Figueroa nos ilustro el proceso del lavado de la lana, comentando que “en invierno también hacemos estas actividades con la esquila de lana, el lavado, hilado, para terminar con nuestros tejidos que vendemos: medias y chalecos que nos permite juntar algo más para nuestro hogar, hemos logrado formalizarnos como camping y trabajamos con todas las medidas sanitarias establecidas”.
Julián Muñoz, encargado de departamento de Cultura de la Municipalidad de Futaleufú comentó que “hacer este recorrido es para terminar con una sonrisa en la cara, conociendo por ejemplo, la importancia del trabajo de la mujer patagona, sobre todo en los tiempos que el hombre salía a buscar los víveres necesarios para vivir a Argentina, tres o más días dependiendo de los sectores y la mujer se quedaba en la casa haciendo un trabajo muy importante: mantener a su familia y por ejemplo el trabajo a través de la lana para terminar finalmente en lo que usamos y nos da abrigo”.
El parto de terneros en el campo y los injertos frutales. Continuamos hacia el Hospedaje “El Arroyito” donde luego de un rico almuerzo patagón, la señora Malvina Cortés relató sus hazañas en la cesárea de vacas, indicando que “el campo me ha enseñado muchas cosas, he aprendido a trabajar con animales, a hacer cesáreas, la primera vez que hice una cesárea la vaquillita era muy estrecha y justo la hice en el lugar indicado, sino hubiese muerto. Ya llevo 6 partos que han salido a la vecindad”. Por otro lado, en su huerta nos entregó una clase de cómo obtener varios tipos de manzanas desde un mismo árbol a través de los injertos: “eso le aprendí de mi papá hay distintas formas, siempre se debe dejar corazón con corazón con el árbol para que prenda”.
Las cabalgatas por las montañas patagónicas
Siguiendo la huella en la plenitud del valle, nos guía entre el bosque don Sergio Gallardo, quién acompañó una cabalgata por más de hora y media entre la alta cordillera, rememorando las travesías de aquellos esforzados colonos, que trasladaban sus ganados a otros sectores y comentó que “me dedico solo al campo y al ganado, de eso vivo, mis abuelos, mis papás ahora yo. Realizo cabalgatas con turistas hasta El Salto, por acá todos los vecinos nos conocemos, nos cooperamos sobre todo en las cosechas de pasto sobre todo y para preparase para los inviernos a esos hay que atropellarlos como vengan, aguantarlos, vengan buenos y malos hay que ponerle el hombro no más”.
El pilchero
Tras cabalgar por las montañas de subidas y bajadas a través de la profunda vegetación la última parada fue la Cabaña “El Ovejero” de Don Cornelio Jofre y su familia, quien nos relató que “todo esto ha ido cambiando, el antepasado era muy sacrificado, ante todo los víveres se acarreaban a lomo de caballo con pilchero, eran 7 horas por el Lago Las Rosas a comprar lo básico: arroz, yerba, fideos, sal, era lo principal. Uno hizo raíz y no se quiso mover más de acá, uno respira aire libre, no hay delincuencia, aún la palabra vale acá en el campo”.
Natalia Baeza Coordinadora de Turismo de la Municipalidad agregó que “a pesar que el turismo lleva más de 35 años en desarrollo, lo identitario no se ha vuelto comercial, es digno destacar al emprendedor de lugares alejados como el valle El Espolón donde mantienen sus formas de vida y tradiciones, como “la fiesta de El Pilchero” donde la gente revive las actividades del corral y la muestra al visitante y el turismo no puede estar ajeno tiene que ser sostenible y social, con el cuidado del medio ambiente, por eso es fundamental destacar estas prácticas para ir manteniéndolas en el tiempo”.
De esta forma el turismo rural es la viva representación de lo esencial de un pueblo y sus orígenes, a través del relato de las personas que mantienen viva su historia traspasada a través de las generaciones. Lo más bello de esta ruta es entender cómo se vivía y se vive en el valle al interior de Futaleufú, zona extrema, donde el patrimonio cultural es su esencia, para todas las personas, quienes se reconocen y tienen una identidad patagónica arraigada, aun cuando como comuna están ad portas de cumplir 92 años en abril próximo, su cultura continúa más vigente y es digna de conocer.
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