Por Gustavo Cid Asenjo – Periodista.
El país y su gobernabilidad están en crisis, bajo dos situaciones que resultan clave. La inexperiencia de algunos personeros de mandos medios, con cierta adicción en algunos casos, derechamente hacia la corrupción, y por otro, una oposición que ha hecho de su impronta política la utilización, en algunos casos grosera, de errores o simplemente delitos, de algunos de sus miembros, insertos mala o desgraciadamente en niveles de poder mantenidos erróneamente por el Presidente Boric.
Resulta curioso que mientras el Mandatario, salvo excepciones de críticas puntuales, se transforma en el líder sudamericano y mundial, por su postulados, los mismos miembros de su coalición de orígen, un maquillado FRENTE AMPLIO, no hayan hecho otro cosa que socavar el régimen republicano que Boric, ha intentado imponer en su mandato. Una evolución de izquierda estudiantil a una condición de presidente de todos los chilenos, que se comienza a entender bajo la lógica de que el jefe de Estado, está muy por encima de su propia coalición.
Ya que duda cabe, al respecto. Sólo que Boric debe reaccionar frente a este escenario, ser ÉL, más que su coalición y eso lo transformaría en el líder que emerge a nivel mundial para decantar con la misma y mejor impronta en la ciudadanía local, pese al socavamiento, cada vez más claro, que los partidos de oposición pretenden. Ello, nada tiene que ver con la forma y forma de una oposición en Democracia, defendiendo, además, principios constitucionales de la Dictadura y un modelo aún más regresivo de la misma.
Entonces, bienvenida involución del Jefe de Estado.
Pero, para el bien-país, ni sus socios, salvo aquellos de la ex Concertación, algunos sin límites en cuanto a probidad, sólo con el interés de desangrar el botín del Estado, le infringen a un presidente, cada vez más inspirado respecto al sentido republicano, un olor a alcantarilla, respecto de lo cual el presidente, debe abortar, ahora, no lidiar con aquello que destruye su Gobierno, sino que entregarle al país una imágen de limpieza, aunque ello implique, como corresponde, gobernar con los mejores, con los más probos, en todas las instancia de su administración.
Situación que es caldo de cultivo, para una oposición pendular, la que hoy parece más cercana al tiempo de Allende, negándole la sal y el agua, diciéndole SÍ a la ciudadanía y en los hechos negándole, avances que como este Gobierno ha expuesto y quiere sacar adelante con sus reformas.
Un pequeño detalle, ahora la UDI, en particular está más cerca de Republicanos, ultraderecha, que ha mantenido, en todo caso, un prudente nivel de crítica y uso de los medios de comunicación. Macaya cambió. El líder progresista de la derecha se ha transformado en el abanderado opositor de, virtualmente, intentar echar a este gobierno. No quiere dialogar en beneficio de la gente, mientras esté este Gobierno. Chantaje, pequeñez política, egoísmo, no es fácil de entender que hoy, en lo más mínimo o máximo de forma (caso Covenios), se le niegue todo al gobierno, incluyendo el diálogo. El Ejecutivo puede tener mucha inexperiencia y errores garrafales, otra cosa es aprovechar cada milímetro en avasallar, negar, bajo el amparo de una supuesta representación popular, lo que desde ya, observando con neutralidad periodística, parece más sedición encubierta que colaboración en la diferencia, lo que también se ha negado.
¿Qué significa aquello?
El secretario general de RN, Diego Schalper luego de tanto chascarros e incoherencias de su presidente Francisco Chahuan, se transformó en un misilero en contra del Gobierno de Boric, exigiendo autoritariamente a Boric, lo que se le ocurre en su cerebro, como un cassette, anti, anti, todo. La sal la convierte en un SALAR, y el AGUA, en una tormenta, en ambos casos acomodaticiamente.
No son estos, ni desde la izquierda ni la derecha, representantes del pueblo que los eligió, sino que sólo se representan a sí mismos, ni siquiera al pensamiento de sus propios partidos, en ocasiones claro. Es la PARTITOCRACIA, emblema de lucha, en su momento para justificar el Golpe de Estado.
Como dijo el ya casi sabio, senador Insulza, todo esto hace más decadente la política chilena.
Ojalá su par, ahora presidente de Senado, Juan Antonio Coloma,
siga esa impronta de Estado, que el ex ministro ha planteado, con el respeto que sus pares de oposición no tienen y prefieren, al parecer, fomentar e instalar la decadencia y un desalojo soterrado, de los actuales inquilinos de La Moneda, como en tiempos de Bachelet, incluido en un libro, planteó el ex senador, ministro, Andrés Allamand, extrañamente alabado en su momento por liderar el Acuerdo Nacional, junto a Sergio Onofre Jarpa, lo que permitió un complejo, pero finalmente normal, retorno a la Democracia.
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