En una época en que Chile discute cómo reformar y modernizar el sistema de salud para hacerlo más eficiente y para potenciar el bienestar de los usuarios, una de las discusiones que aún no se ha visto en la conversación pública es cómo hacemos que el viaje del paciente, es decir, todo su proceso de atención -desde el diagnóstico hasta el monitoreo de la efectividad del tratamiento- pueda mejorarse.
Eficiencia no solo es mejor inversión de recursos. En salud, eficiencia se trata de que todo el sistema interactúe con mejores costos, mejorando la experiencia del paciente y logrando que los tratamientos tengan mejores resultados. Para esto, se requiere una triada en la que el paciente, el equipo médico y la tecnología interactúen de manera oportuna y con un mejor uso del conocimiento disponible.
Chile es un país que se ha caracterizado por una excelente formación de capital humano especializado en el área de salud, que permite generar conocimiento de manera creciente. Sin embargo, el desafío al cual debemos responder es cómo proveer tecnología, soluciones y equipamiento innovador que estén al alcance de pacientes de todo Chile, incorporando todas las realidades socioeconómicas, geográficas, étnicas y ambientales.
Y es en este campo en el que la respuesta es la colaboración. Si consideramos el viaje del paciente podemos intervenir las diferentes etapas a través de la incorporación de innovación y tecnología. Un ejemplo claro son los avances en cirugía digital -que va mucho más allá de los robots-, generando un ecosistema end-to-end, que combina instrumentación y softwares avanzados, análisis de grandes volúmenes de datos y robótica de última generación para acompañar al paciente y lograr intervenciones más inteligentes, menos invasivas y más personalizadas.
Para lograr que los equipos médicos puedan interactuar y nutrirse de la colaboración, una plataforma como la mencionada, permitirá que los diferentes actores e instrumentos se conecten de forma flexible y logren, por lo mismo, poder actuar en diferentes escenarios, incluida la telemedicina.
Para comprender el impacto que puede tener este ecosistema en nuestro país tomamos el caso de las cirugías ortopédicas. Según el Banco Mundial, en Chile, al 2050, un 24% de la población será mayor de 60 años, lo que representa más del doble de lo registrado en el Censo de 2019, cuando alcanzaba un 11,9%. Ello implica que la demanda por este tipo de cirugías debería -al menos- seguir la misma tendencia, exigiendo una gran capacidad al sistema para abordar la demanda, pero con un elemento adicional: la creciente exigencia por los derechos en salud y por el tratamiento oportuno.
Por eso, los ecosistemas digitales para las cirugías ortopédicas más comunes -como cadera, columna o rodilla- deberán permitir enfrentar esta mayor demanda, a través de fomentar el trabajo conjunto de los equipos médicos y una mejor gestión de la información del paciente. Así, la plataforma permitirá ocuparse del cuidado continuo: junto a los tratamientos, utilizar datos y análisis predictivos para identificar los riesgos de los pacientes, crear soluciones para el cuidado del paciente y promover la eficiencia en el proceso de cirugía y recuperación.
En definitiva, el desafío es grande, pero la lección es que ninguna entidad puede hacerlo solo. Los actores de la salud, los prestadores, pagadores y profesionales deben abrirse a generar ecosistemas de colaboración con empresas tecnológicas y de innovación para crear continuamente nuevas soluciones que mejoren la experiencia del paciente y los resultados clínicos
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