
En estado de extrema gravedad se encuentra el senador y precandidato presidencial de Colombia, Miguel Uribe Turbay, quien el fin de semana pasado fue víctima de un violento ataque armado mientras realizaba un acto de campaña en Bogotá.
Mandatarios y líderes de distintas partes del mundo han condenado el ataque, pero la acción también ha generado temor en la población. Sobre todo, considerando que no es primera vez que ocurre este tipo de situaciones, de hecho, también ha sucedido en países como Ecuador y México.
En ese sentido, surge la interrogante sobre si la violencia política estaría siendo ser una especie de ‘virus’ que está infectando a América Latina.
“Yo espero que no”, dice Édgar Fuentes-Contreras, académico colombiano y experto en derecho internacional de la Universidad de los Andes (UANDES). “Y lo digo realmente con toda la esperanza específica porque eso es lo que debilitaría justamente a toda la institucionalidad y el constitucionalismo: los años que hemos pasado para que este tipo de circunstancias no se repitan y que sean una guarda y custodia a esos principios que todos los latinoamericanos y personas compartimos, que es justamente la dignidad de las personas”.
Para ello, el experto indica que para enfrentar este tipo de problemática se debe tener una política de seguridad entre estados, junto con una “importante y significativa” relación internacional de cooperación entre países, “porque vemos que los actores actuales de los conflictos y de la violencia no solamente están ubicados dentro de un país, sino en muchas circunstancias terminan teniendo redes mucho más amplias de lo que puede incluso un país, dentro de su jurisdicción, tratar de solventar”.
Fuentes-Contreras también destaca la condena al atentado que expresaron lideres de la región, al igual que congregaciones y grupos intermedios. “Eso es bastante significativo en el sentido que esto no es un asunto de color, de motivo, de pensamiento político, sino recordar justamente que es un funcionario público, que es una persona, que es un padre de familia y que, por tanto, hay que tratar de respetar la vida en todas las circunstancias y la dignidad”, menciona.
La importancia de la cultura cívica
El académico además aprovecha el espacio para recalcar la importancia de aprender la historia frente a este tipo de situaciones, teniendo en cuenta que solo en Colombia este tipo de atentados ya ocurrieron entre 1989 y 1990, donde fallecieron tres personeros políticos, y en la década de 1940.
“Yo lo voy a llevar, digamos, a una idea que también uno la puede dejar para los países latinoamericanos en general, y es que incluso la educación cívica de cierta forma también se ha perdido y la importancia que tiene el contenido de la materia de historia para entender lo que está sucediendo”, dice Fuentes-Contreras.
En la actualidad, “todo se vuelve simplemente referencias coyunturales que los estudiantes no conocen”, indica el experto, “que demuestra que tenemos que enriquecer desde pequeños a los niños, de conocer y admirar justamente esa historia para tener el recelo de decir qué nos repetimos y qué podemos sacar para seguir adelante y tener una tradición conjunta”.
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