Presidente habló al país evidentemente afectado. Pero, qué hay más allá de esta tragedia-país
El presidente de la República, Gabriel Boric, en una suerte de cadena nacional de medios de comunicación, se mostró visiblemente afectado, no sólo por la catástrofe por incendios forestales en la zona centro-sur, sino que por la cantidad de personas fallecidas consecuencia de los incendios; desaparecidos, cuya cifra aún no ha podido ser certeramente precisada; la angustia, desesperación y pérdida total de los hogares de miles de familias y el sufrimiento de pobladores, en el marco de una crisis que calificó como gravísima, la que a la hora del despacho de esta nota, continúa y lo que es peor, aumenta.
Luego que fue la ministra del Interior, Carolina Toha, quien asumió el control de la tragedia, fue bueno y algo tranquilizador escuchar al Primer Mandatario, serio, acongojado, pero altivo, considerando su actitud comunicacional, que más allá de lo político y reacciones viscerales; la comunicación trágica, no propositiva; el silencio parcial de quienes no sólo tienen el beneficio de criticar cada una de sus acciones (algunas con lógica), negándole la sal y el agua, con palos porque boga o porque no boga, Boric, ha expuesto una visión y postura de Estado, en su estilo.
El periodismo, más analítico, capaz de percibir más allá de lo que se escucha y cómo se escucha; de mirar más allá de donde ven sus ojos, como puede ser nuestro caso, percibimos en su expresión verbal y biológica, un sentimiento de soledad.
Sensación de angustia, con la entereza de un jefe de Estado, aplicando medidas claras y que están resultando eficaces, tardías o no. Los efectos de la, en ocasiones, infernal manifestación de la naturaleza o intencionalidad manifiesta, supera la prevención que sí este Gobierno determinó con prontitud. Restaría conocer la visión de la ultraderecha o de los sectores más conservadores, las que, como en estos casi dos años, adjudican desastres políticos o naturales al Primer Mandatario, en medio de un egoísmo e intransigencia contumaz, como pocas veces, con tan enorme básica concepción republicana y democrática, mantienen enclaustrada la RAZÓN, el autoritarismo sectario, el condicionamiento como bandera de chantaje, de espaldas a quienes dicen representan, el pueblo, o bajo el amparo de la misérrima aprobación ciudadana como partidos o movimientos políticos.
Tampoco, poco ayuda la sobre ideologización de los propios partidarios del presidente, especialmente de quienes originalmente lo catapultaron al poder, quienes bajo la excusa de la modernización y frescor político, terminan siendo más o peor que la política añeja ya, imperante en la época de la guerra fría.
Ambas posturas tienen olor a azufre, arcaísmo político disfrazado de modernidad o progresismo, extremo y populista.
¿Qué ha hecho en apoyo, aunque sea moral, la coalición gobernante para sustentar la necesaria claridad y autoridad del presidente?
Cuántas son las voces desde la derecha que presenten alguna idea para que Boric aplique medidas complementarias a las que ya ha adoptado. Sólo habrá que esperar, por tradición y doctrina contingente opositora, una avalancha de críticas. Es más fácil mirar el infierno desde la tribuna o de la trinchera, antes que salir con humildad, con actitud propositiva, ante una emergencia nacional.
Donde están los empresarios, -salvo aquellos incumbentes-, que no transan en sus posturas economicistas, de enriquecimiento, aportando con sinceridad y elocuencia solidaria, poniéndose a disposición de las autoridades. No. Están esperando que fracasen los proyectos de reformas previsional y Pacto Fiscal, para conservar sus intereses particulares y mantener el modelo de mercado que generosamente el dejó el régimen dictatorial.
Por otro lado, si abordamos este seudo “derroche” de solidaridad privada-empresarial, ante la circunstancia actual, se echa de menos, por ejemplo, cuando el ex presidente Piñera enfrentaba una situación similar o menor a la de hoy, una empresaria, Lucy Ana Avilés, que apoya al líder ultraderechista José Antonio Kast, relacionada con una empresa multinacional, donó 2 millones de dólares para traer a Chile uno de los mejores super tanker del mundo, para combatir los incendios que se le habían ido de la manos al Gobierno del empresario derechista. Y hoy, cuando el gobierno es de centro-izquierda, no se ve aparecer. Entonces, la solidaridad es posible, si el Ejecutivo es de derecha. Por tanto, el conservadurismo “capitalista”, como conceptualizaba Carlos Marx, no tiene como destino a los pobres, a los afectados de clase media, sólo a “apañar” una gestión de doctrina política que acomoda.
Hoy, entonces, gracias por nada, señora Avilés.
Pero, no hay que sólo echarle la culpa al empedrado derechista, sino que también a los propios asesores del actual presidente.
Así como se cuestiona actitud de la vereda del frente, también conviene preguntar porqué no se ha manifestado con elocuencia la ayuda internacional, como Chile y el propio presidente Boric, lo ha hecho ante crisis de otras naciones. ¿Cuánta gestión ha hecho la Cancillería y si lo ha hecho, cuáles son los resultados efectivos? ¿Cuántos efectivos de infantería y apoyo aéreo especializado se ha conseguido y se ser así, cuando llegará esta supuesta o ilusoria ayuda?
Es más, sólo por citar algunas eventuales gestiones de embajadores oficialistas: ¿Qué ha hecho, planteado o solicitado, la representación chilena ante las Naciones Unidas?
No se trata de mendigar, sólo de esperar reciprocidad.
En tanto, el presidente Boric, enfrenta con su equipo cercano, en marcada soledad, la peor crisis natural de la última década.
¿Así lo sentirá el jefe de Estado?
Y si así lo siente, pone el pecho, no para medallas…
Y pone el trasero para las patadas…
Sólo resta ver las redes sociales.
Gustavo Cid Asenjo. Periodista
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