Después de 32 años en el Congreso, primero en la Cámara de Diputados y luego en el Senado, asumirá el rol de Ministro de Vivienda y Urbanismo en el gobierno del Presidente electo Gabriel Boric.
«Todo aquel parlamentario que llegue solo aquí a satisfacer un interés personal sin entender los procesos colectivos, va a aportar menos que uno que se ubica en el marco de entender que lo colectivo y la construcción de lo común es fundamental», reflexiona el actual senador Carlos Montes Cisternas quien llegó al Parlamento con la primera generación de legisladores tras la recuperación de la democracia en 1990 y que ahora deja el Senado para asumir como Ministro de Vivienda y Urbanismo del entrante gobierno.
Desde su experiencia como diputado y luego como senador, ha sido testigo y protagonista de los cambios que ha experimentado el país y también de aquellos desafíos que no se lograron concretar. A poco de dejar el Congreso, donde ocupó la presidencia de ambas cámaras e integró comisiones como la de Hacienda, Educación, Presupuestos y Vivienda, hace una revisión de lo que ha sido su paso por el Poder Legislativo.
Después de todos estos años en el Parlamento, ¿cuál es el balance que hace?
Es difícil hacer un balance global porque son momentos muy distintos. Uno llega pensando que puede aportar a la construcción del país y se enfrenta con posibilidades, pero con hartas limitaciones. Este es un lugar para parlamentar y para ponerse de acuerdo y estábamos dentro de un marco institucional y con una Constitución que altiro ponía barreras. Había una camisa de fuerza.
¿Fue difícil buscar acuerdos?
Hay que constatar las diferencias y dejarlas en claro, y a partir de ahí buscar entendimientos. Aquí se requiere determinada cantidad de votos, hay que tratar de buscar acuerdos y no siempre es posible. Se aprende que las cosas tienen su ciclo.
Una de las críticas que se hacen al proceso legislativo es que hay lentitud en los cambios
La lentitud estuvo en el cambio de la matriz institucional, de este modelo neoliberal que está favorecido y articulado en torno a un marco constitucional. Se topaba permanentemente con la barrera de la Constitución. Siento que hay áreas particularmente sensibles como la equidad, porque ahí dejamos campos completos fuera. Lo mismo con los adultos mayores, las personas con discapacidades o dar mayor protección a los trabajadores. Son cuestiones que no se lograron porque no hubo mayoría suficiente. Además, hay muchas limitaciones en temas de democracia en el sentido que las instituciones no han cambiado lo que deberían y la sociedad civil no ha logrado encontrar caminos de participación más efectivas.
¿Cuáles fueron los temas a los que más se dedicó como parlamentario?
Para mi, desarrollo, democracia a la altura de los tiempos actuales y cómo enfrentar la desigualdad son los tres temas que me han cruzado de distintas maneras como inquietudes personales además de colectivas. Un parlamentario no es solo una persona que está haciendo leyes, es parte de un proceso de construcción social, cultural que está vinculado a distintos grupos. Es un dirigente social y político y tiene que ser un constructor y yo en eso he tratado de contribuir.
¿Cuál es el momento más complejo que le correspondió enfrentar?
El primero fueron las ‘leyes Cumplido’ y todos los temas de Derechos Humanos al comienzo de los años 90. Fue un momento de mucha tensión donde tramitábamos leyes hasta las 3 o 4 de la mañana. Otro momento muy marcador fue la detención de Pinochet en Londres porque asumí la presidencia de la Cámara de Diputados con él detenido y tuve una protesta en la Sala encabezada por el actual ministro Melero. Posteriormente, fue muy marcador lo que ocurrió en el Senado. Cuando llegué dije «esta institución está fuera de los tiempos, tiene que reformarse» e intentar cambiar esta institución en la manera de estar en el debate nacional, en la manera de legislar, y de evaluar las leyes es muy difícil. Impulsé esta idea de generar nuevas autoridades para iniciar un proceso, pero no se hizo con el norte que se había planteado inicialmente y termina siendo una cuestión administrativa. Eso fue una experiencia muy tensionante en lo personal, muy difícil de relacionarme con mucha gente, quizás fue muy prematuro de mi parte meterme a algo así que no estaba tan maduro. Aunque hoy día, quien no entiende que el Senado y el Parlamento tiene que tener un cambio muy importante, podemos terminar sin Senado, porque o se asumen los nuevos tiempos o la vida lo va a superar.
¿Eso por qué pasa?
Si el Parlamento no es visto como un lugar de debate de los grandes temas de corto, mediano y largo plazo del país, entonces ¿cuál es el rol? esto no es solo producir leyes. Las instituciones, los partidos hoy deben tener una reforma. El Parlamento tiene que estar más a tono con estos debates y no ir por detrás reactivamente. No es solo legislar, es el debate nacional. El Parlamento debe asumir un vínculo distinto con la sociedad.
¿Si pudiera retroceder le tiempo haría algo distinto?
Muchas cosas. No habría postulado a la presidencia del Senado, porque lo hice porque quería ayudar en un proceso de transformación y fue muy difícil. En el caso de la trayectoria, creo que habría dedicado mucho más tiempo, horas y capacidad al gran debate, más que a tratar de producir avances específicos y parciales. Nuestra generación estuvo muy dedicada tratando de resolver los problemas en los plazos más cortos.
¿Qué es lo que más le ha generado satisfacción en sus años como parlamentario?
Son muchas cosas. Como senadores hicimos una junta de dirigentes nacionales con más de 500 dirigentes y discutimos la importancia de lo territorial en la vida democrática. En lo legislativo ha habido momentos de debate, las mesas temáticas y debate de contenidos. Hicimos un intenso esfuerzo en materia urbana para repensar lo urbano con grandes seminarios con 400 personas, pero una cosa es debatir y otra cosa es influir en los procesos culturales y sociales reales.
¿Qué mensaje les dejaría a los senadores que llegan en marzo?
Que es fundamental que todos repiensen lo colectivo. Digo esto porque va a ser bien difícil construir lo colectivo al interior de las bancadas, entre las bancadas y entre el gobierno y oposición.
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