
Por Jocelyn Olivari, Gerenta de Innovación de Corfo y Directora Ejecutiva del Comité InnovaChile y Eduardo Arancibia, Director Regional de Corfo Los Lagos
En la región de Los Lagos, el mar no es solo agua: es ciencia, cultura, energía, alimento, biodiversidad y, sobre todo, futuro. En este sur profundo, se está gestando una transformación silenciosa pero profunda, con implicancias que van mucho más allá del territorio. Estamos dejando atrás la lógica de las ventajas comparativas —basadas en la mera extracción de recursos naturales— para avanzar hacia un modelo de desarrollo basado en ventajas competitivas, construidas sobre el conocimiento, la innovación y el compromiso con los territorios.
La Blue Week Los Lagos 2025, realizada en Puerto Montt, fue mucho más que una cumbre sobre economía azul. Representó la consolidación de una estrategia que ha venido madurando en los últimos años: utilizar la innovación como motor de transformación productiva con identidad local. Con más de $13.000 millones destinados por Corfo a proyectos de innovación sostenible entre 2019 y 2024, la región se proyecta hoy como un verdadero hub azul nacional e internacional, donde confluyen ciencia aplicada, talento regional y soluciones de triple impacto.
“Lo hicimos con mar y talento”, dijimos. Porque lo que aquí se está desarrollando no es extractivismo sin propósito, sino un modelo que busca sofisticar la economía regional desde el respeto a los ecosistemas, a la cultura local y a las personas. Empresas como VeHiCe, Bioled, GreenSpot, Plásticos Puelche o Vortex no son excepciones: son reflejo de un ecosistema dinámico, donde pymes —muchas lideradas por mujeres, jóvenes y profesionales de regiones— están creando soluciones que compiten con éxito en mercados globales.
Innovación con impacto territorial
Desde la inteligencia artificial aplicada a la salud de los salmones, pasando por tecnologías para la reutilización de residuos plásticos multicapas del sector acuícola y lácteo, hasta proyectos de transición energética en embarcaciones en Aysén o la aplicación de nanoburbujas en la minería: todas estas experiencias comparten una visión común. Son innovaciones con identidad territorial, que conjugan sofisticación tecnológica con impacto económico, social y ambiental.
Esto es lo que desde Corfo entendemos como competitividad regional sostenible: un modelo que equilibra crecimiento económico con bienestar social y regeneración ecológica. Pero también es una forma concreta de descentralizar el desarrollo. Porque, como solemos decir, las grandes transformaciones no nacen en los centros de poder, sino en los territorios. En el sur. En Los Lagos.
Un país que se atreve a innovar
Chile enfrenta desafíos estructurales que requieren respuestas urgentes: diversificación productiva, adaptación al cambio climático, transición energética, seguridad alimentaria. Para abordarlos no bastan los diagnósticos ni los discursos: se necesitan políticas públicas consistentes, inversión estratégica e institucionalidad robusta que apueste decididamente por la innovación como motor de desarrollo.
La experiencia de Los Lagos es una muestra concreta de que esto es posible. No se trata solo del impulso de Corfo, sino de la articulación de actores públicos, privados, académicos y sociales que comprenden que la innovación ya no es un lujo, sino una condición para el futuro. Cooperativas, centros tecnológicos, universidades, empresas y gobiernos locales están demostrando que se puede innovar desde lo local, con visión global y propósito claro.
Porque lo azul no es solo un color del mar. Es también el color de un país que se atreve a transformar sus desafíos en oportunidades, cuidando lo que lo hace único.
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