Washington establecerá una base en una isla nipona si Pekín decide pasar a la acción, según un borrador filtrado por Tokio
WASHINGTON.- Japón y Estados Unidos reafirman su compromiso en la defensa de Taiwán. Los ejércitos de ambos países esbozan el diseño de un plan que permitirá lanzar una operación conjunta en el caso de un ataque chino, según ha informado la agencia de noticias nipona Kyodo, citando fuentes anónimas del Gobierno japonés. La información llega en plena escalada entre potencias, que ha encendido este otoño los ánimos en el estrecho que separa la isla del continente asiático.
Los detalles se formalizarán, según esas fuentes, en una reunión 2+2 prevista para enero entre los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de ambos países. El anuncio acentúa la crisis con Pekín, que ha proclamado que perseguirá la reunificación de Taiwán, que fue colonia japonesa, acudiendo, si es necesario, a la fuerza. Esa presión diplomática y militar se ha intensificado en los últimos dos años, para enfado de Taipéi y preocupación de Estados Unidos. El Gobierno de Taiwán ha asegurado que prefiere la paz, pero que se defenderá si es necesario.
Según ese plan, que aún es un borrador, los Marines estadounidenses establecerán una base temporal en una de las islas del archipiélago japonés de Ryūkyū (también conocido como de Nansei), situado entre Japón y Taiwán, desde la que reaccionar a los avances de Pekín. Las citadas fuentes añaden que los estadounidenses contarían con ayuda nipona, apoyo logístico, municiones y suministro de combustible, llegado el caso.
El emplazamiento final se baraja entre 40 candidatos. El archipiélago cuenta con unas 200 islas, entre ellas, algunas deshabitadas, y se extiende desde Kyushu, una de las cuatro islas principales de Japón, hasta Taiwán.
Estados Unidos, como la mayoría de los países del mundo, se alinea con la política de Una sola China, que reconoce la existencia de un único país en el mundo llamado China, y cuyo representante es el Gobierno de Pekín. Este considera a Taiwán parte inalienable de su territorio, la última pieza para recuperar lo perdido a manos de fuerzas extranjeras durante lo que en China se conoce como su “siglo de humillación” antes de la proclamación de la República Popular en 1949.
Taipéi, que defiende su independencia de Pekín, solo mantiene relaciones diplomáticas con una quincena de Estados, la mayoría en África y América Latina (recientemente, Nicaragua las rompió). Muchas otras capitales, encabezadas por Washington, disfrutan de amistosos vínculos informales. La ley estadounidense de Relaciones con Taiwán de 1979 permite la venta de armamento a la isla, de la que es uno de sus principales proveedores.
De fondo, está la disputa por la superioridad económica, tecnológica y militar que libran Estados Unidos y China y que a buen seguro marcará el escenario geopolítico de lo que queda de siglo.
Japón y Estados Unidos destacaron en una declaración conjunta la importancia de “la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán” cuando Joe Biden se reunió en abril con el entonces primer ministro japonés, Yoshihide Suga. Fue la primera vez en medio siglo que los dirigentes de ambos países mencionaron a Taiwán en un comunicado.
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