
El mundo del trabajo está experimentando una transformación estructural debido al avance de la IA. En este nuevo escenario, habilidades como la creatividad, la inteligencia emocional y la capacidad de innovación se vuelven preciadas, redefiniendo las competencias más demandadas por las empresas y abriendo nuevas oportunidades para los trabajadores.
Durante siglos, la humanidad ha trabajado incansablemente para desarrollar tecnologías que optimicen la producción y la eficiencia. Sin embargo, con el auge de la inteligencia artificial (IA), estamos experimentando un cambio de paradigma. La tecnología comienza a asumir tareas mecánicas y repetitivas, permitiendo que las personas se concentren en aquellas capacidades que realmente las diferencian, como la creatividad y la inteligencia emocional.
Además de optimizar procesos operativos, la IA agiliza la implementación de tareas complejas, como la gestión de proyectos o el análisis financiero para la toma de decisiones estratégicas. «Tal como está concebida, es una herramienta para nosotros. Por sí sola no hace nada, pero sí es una innovación que nos facilita la vida. Yo la uso en el día a día y me ha simplificado todos mis trabajos. Por ejemplo, si quiero realizar una compra, me ayuda a tomar la mejor decisión», dice Bruno Saladino, presidente de la Mesa de Innovación de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI).
Para Saladino, el impacto de la IA en el mercado laboral no debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad. La tecnología permite a los profesionales enfocarse en actividades de mayor valor, donde las habilidades humanas juegan un rol clave en la toma de decisiones y la creatividad.
Según un informe de McKinsey & Company (2023), el 30% de las tareas laborales actuales podrían ser automatizadas para 2030, lo que impulsará la demanda de habilidades como el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Asimismo, el World Economic Forum (2025) proyecta que, para este año, las capacidades más demandadas estarán relacionadas con la creatividad, el razonamiento analítico y la comunicación efectiva.
“Más que un reemplazo, la inteligencia artificial es un complemento que nos desafía a ser más humanos. La creatividad, la pasión y la capacidad de conexión serán las competencias más valiosas en el futuro”, agrega el presidente de la Mesa de Innovación de la ACTI.
Si bien existen posturas pesimistas respecto al impacto de esta tecnología, la realidad muestra que este avance abre nuevas oportunidades para las personas. “La clave no está en resistirse al cambio, sino en adaptarse y potenciar aquellas habilidades que nos diferencian como seres humanos”, concluye.
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