Un nuevo caso de deportación genera polémica en Estados Unidos. Se trata de Sofía, una niña mexicana de tan solo 4 años que padece una grave enfermedad y que, pese a encontrarse bajo tratamiento médico en California, enfrenta la amenaza de ser expulsada del país junto a su familia.
Sofía sufre de síndrome del intestino corto, una condición que le impide absorber correctamente los nutrientes y que la obliga a depender de un tratamiento intravenoso durante 14 horas diarias. Su vida gira en torno a una rutina médica estricta entre su hogar, en Bakersfield, y el Hospital Infantil de Los Ángeles, donde recibe una atención especializada que, según expertos, no está disponible fuera de territorio estadounidense.
La familia había ingresado a Estados Unidos en 2023 bajo un programa humanitario, residiendo legalmente hasta finales de 2024. Sin embargo, con el cambio de administración, el permiso migratorio conocido como CBP One fue revocado, dejando a la familia en riesgo de deportación inminente. Las autoridades ya les notificaron que deben abandonar el país voluntariamente o serán expulsados por la fuerza.
La madre de la niña, Deysi Vargas, expresó su desesperación en una reciente conferencia de prensa: “Mi hija está conectada a tubos 14 horas cada noche para sobrevivir. En México no mejoraba. Aquí, por primera vez, tiene la posibilidad de vivir como una niña normal”.
La situación ha movilizado a la comunidad médica y política. Gina Amato, abogada de la familia, aseguró que la deportación representaría una condena a muerte: “Los médicos han sido claros: si Sofía es deportada y se interrumpe su tratamiento, morirá en pocos días”. Además, un informe oficial del hospital subraya que la atención médica que recibe no puede ser replicada fuera del país.
Como última medida, la familia envió una carta a la Secretaria de Seguridad, firmada por 36 congresistas del Partido Demócrata, solicitando una revisión urgente del caso. “Esta es una situación humanitaria. No podemos permitir que se deje desprotegida a una niña enferma”, señala el documento.
El destino de Sofía permanece incierto, mientras crece la presión para que las autoridades reconsideren una decisión que podría tener consecuencias irreversibles.
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