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Por: Dr. Howard Delucchi. Médico internista, Clínica Los Carrera

Como cada dos veces al año en la mayoría del país, este próximo sábado cambiaremos de huso horario, retrasando nuestros relojes en una hora. Siempre que esto ocurre, se levantan voces a favor y en contra de la medida, y ambas son válidas.

Lo cierto es que nuestro organismo efectivamente se altera al ver interrumpido el ciclo circadiano natural. Este es el sistema biológico que regula el sueño, la vigilia y otros procesos fisiológicos en cerca de 24 horas.

Al interrumpirse este ciclo, hay distintos tipos de reacción: algunos no sufren ninguna molestia, mientras que otros pueden experimentar trastornos del sueño, ánimo irritable o cambiante, fatiga y falta de concentración. Quienes padecen patologías como cefaleas, migrañas, trastornos del sueño o epilepsia, pueden sufrir más aún con el cambio de hora, debido a la sensibilidad causada por estas condiciones.

Mientras tengamos que convivir con los cambios de horario, es fundamental que preparemos nuestro organismo a un proceso que puede resultar complejo. Especialmente los niños, quienes hace muy poco tuvieron que acostumbrarse al horario escolar, y los adultos mayores, a quienes tiende a costarles más dormir bien.

La recomendación es enfrentar este cambio con una rutina que favorezca el descanso y preparar un entorno adecuado para dormir, reduciendo la exposición a luz artificial, las pantallas de televisores y dispositivos móviles. También está evitar hacer ejercicio y limitar el consumo de comidas pesadas, alcohol y cafeína cerca de la hora de acostarse.

Intentemos generar un ambiente tranquilo, que invite al descanso, y preparémonos para cuidar el sueño de calidad, aquel más profundo y reparador, que nos permite mantener nuestro bienestar.

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