Con ayuda de perros rescatistas, se siguen salvando vidas tras los terremotos en Siria y Turquía. En el futuro, también se planea trabajar con robots.
Nadie sabe cuántas personas permanecen atrapadas debajo de los edificios que se derrumbaron en los sismos en Turquía y Siria. Los rescatistas trabajan día y noche, pese a que las probabilidades de encontrar a sobrevivientes son cada vez más bajas.
A veces, las víctimas sepultadas pueden llamar la atención de los rescatistas a través de gritos o golpes. En algunos casos, incluso logran enviar un mensaje desde el celular.
Diferentes métodos para localizar a víctimas
No obstante, esas son excepciones. Por lo general, en la búsqueda de supervivientes, los ayudantes aplican otros métodos. Este martes (07.02.2023), el proyecto CURSOR, de la Unión Europea, presentó robots y drones con los que se busca apoyar las labores de rescate de personas atrapadas bajo edificaciones derrumbadas por terremotos.
Los pequeños robots sobre ruedas están equipados con cámaras infrarrojas y térmicas. Además, pueden examinar si el aire que sale de un orificio contiene CO2 o proteínas típicas de los humanos. Así, se pueden localizar sobrevivientes debajo de los escombros. Más adelante, se busca comunicarse con las víctimas a través de altavoces y micrófonos. Asimismo, drones toman imágenes 3D de los escombros.
¿Cuáles son las ventajas de los robots?
Con ayuda de sistemas autónomos de este tipo se busca evitar que las réplicas afecten a los equipos de rescate, que también podrían quedar sepultados bajo estructuras dañadas, dice Karsten Berns, de la Universidad Técnica de Kaiserslautern-Landau.
En el marco del proyecto ICARUS, de la Unión Europea, Berns desarrolló robots grandes parecidos a una excavadora, capaces de levantar grava y partes de edificios pesados. Al poder ser manejados desde un kilómetro de distancia, no se expone al operador de la máquina a ningún peligro. Una cámara transmite, además, lo que el robot «ve». Algunos robots también están equipados con sensores que detectan fugas de gas, ya que un sismo muchas veces daña las tuberías de gas.
¿Robots o perros?
Sin embargo, en la actualidad, ninguna de las máquinas presentadas en el marco de proyectos como CURSOR o ICARUS operan en las zonas afectadas por los terremotos en Siria y Turquía. Primero, se deberá aclarar quién pagará la producción en serie de estas máquinas tan caras, así como su transporte a las regiones afectadas.
Las unidades caninas, en cambio, tienen una clara ventaja: no dependen de la electricidad ni de internet. Los perros rescatistas pueden oler el sudor, las hormonas, la sangre y los excrementos humanos, incluso la respiración de las personas sepultadas. Cuando logran localizar a un superviviente, avisan a los rescatistas a través de ladridos o arañando en los escombros.
Asimismo, según Berns, la técnica de los robots aún no ha sido desarrollada lo suficientemente para que pueda ganarle al olfato de un buen perro rescatista. «En la actualidad, el perro pastor sigue siendo mejor», dice.
Humanos tienen la última palabra
Rescatistas advierten del peligro de dejar que los robots decidan en qué edificio derrumbado se deberá empezar con las labores de rescate. «Hay personas bajo los escombros que se alegran de que alguien venga a rescatarlas», pero, en ocasiones, los expertos saben que será imposible llegar a ellas, explica Berns.
Cuando el peligro de un derrumbe es demasiado alto, a veces, un equipo tiene que optar por dejar atrás a las personas sepultadas para no poner en peligro a los rescatistas. Esta decisión no se puede dejar en manos de un robot.
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