GERIATRA A PRESTADORES DE SALUD POR EXIGENCIAS A LA TERCERA EDAD: «LA VEJEZ NO ES ENFERMEDAD»

Por: Carolina Ceballos | EL DESCONCIERTO.CL

Tras denunciar que en los recintos asistenciales se está pidiendo un certificado de estado mental a la tercera edad, Helia Valencia aclara que, «si bien es cierto que, a medida que se van pasando los años se pierden algunas capacidades, no es cierto que esta pérdida vaya asociada a enfermedades”.

Helia Valencia es una geriatra chilena de dilatada trayectoria que, en medio de su ejercicio profesional, ha intentado llevar la voz de la tercera edad a distintos ámbitos sociales, transformándose en una suerte de activista por los derechos de este sector de la población.

Fue justamente en este contexto que hace unos días envió una carta a La Segunda, medio en el que cuestionó el modus operandi que dice haber constatado a través de distintos pacientes, apuntando a prestadores de salud que insisten en solicitarles una garantía de habilidad mental.

«Soy médico graduado hace 52 años y la mayor parte de estos años profesionales los he dedicado a la geriatría. En el último tiempo he visto que, para efectuar oferaciones económicas, se les exige a los mayores de 70 años presentar un certificado de estado mental», transparenta la profesional en la primera parte de su escrito.

Y a renglón seguido, plantea lo que en su opinión es completamente improcedente. «Esta exigencia es arbitraria, abusiva, ofensiva y degradante. La edad no es sinónimo de disminución de capacidad mental», agrega.

Contactada por El Desconcierto, Valencia deja claro que «la vejez no es una enfermedad, es una etapa de la vida que, por convención, se estima que comienza a los 65 años».

«Si bien es cierto que, a medida que se van pasando los años, se pierden algunas capacidades, no es cierto, no es verdad que esta pérdida de capacidades vaya asociada a enfermedades», agrega la profesional antes de apuntar a la situación denunciada en el medio citado.

Continuando con su argumentación, asegura que, «en el caso específico del certificado por el cual manifesté mi absoluta disconformidad, se refiere a que el cerebro puede disminuir su capacidad. Y eso se llama deterioro cognitivo, pero sin perder la noción de la realidad, sin perder la lógica, sin perder la capacidad de ser autónomo, que es una de las condiciones de la dignidad humana».

Ofreciendo un matiz en su análisis, la geriatra insiste en que «hay un pequeño número, un pequeño porcentaje en los cuales este daño, esta pérdida va asociada a demencia, es decir, a pérdida de la noción de realidad».

Condición discriminatoria

«Exigirle un certificado fácilmente falsificable, a todas las personas que llegan a los 65 años, es una condición discriminatoria. Porque nadie puede dejar de ser viejo, y en eso constituye la discriminación, en que tú eres castigado por una condición que no puedes cambiar. La única forma de dejar de ser viejo es morirse. Y no es la mejor forma», asegura.

Consultada respecto de qué grado de dignidad tienen los viejos, la experta recalca que «la dignidad es parte de los derechos humanos, está incluida en la ética pública y es uno de los pilares, la libertad, la autonomía, la solidaridad y la seguridad jurídica. Y, en este caso, una ley o una disposición que se establece negativamente sobre un grupo social, está afectando su dignidad».

«Creo que gran parte de los problemas de los adultos mayores en Chile, que es un país cuya población está envejeciendo aceleradamente, y no está preparada para enfrentarlo, tiene que ver con una mejor contención. Una de las peores medidas de la epidemia fue el aislamiento de los viejos, puesto que el aislamiento acelera el deterioro cognitivo». 

Preparar la vejez

Valencia complementa sus declaraciones detallando que, «en el ámbito médico, en los centros médicos y en las clínicas, optaron por eliminar o separar a los médicos mayores de 65 años, (entre) comillas para protegernos. En la práctica, perdieron mucho más de lo que se pudo haber ganado».

«La experiencia indica que la vejez no va acompañada, en la mayor parte de las personas, de deterioros importantes. Es un fenómeno que se vive individualmente y, de ninguna manera, por ningún motivo, puede medicalizarse. No existen maravillas de farmacología, ni de principios activos, para recuperar la juventud. Pero sí, cada persona debe saber cuidarse y prepararse para cuando sea viejo. Y en eso nuestra población está extremadamente atrasada».

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