María Catalina Cárcamo, dueña de Servicios Raylen, ganó “Impulso Chileno” en 2020. Se compró nueva maquinaria y logró aumentar sus ventas.

Tal como los dibujos que talla en las artesanías rústicas que elabora, María Catalina Cárcamo, grabó en su memoria dos lemas que le resultan clave para enfrentar la vida: “Nunca es tarde para aprender” y “todo lo que uno se propone, se puede lograr”.

Dueña de la empresa familiar Servicios Raylen de Osorno, María Catalina es uno de los nueve emprendedores que “Impulso Chileno” premió en 2020 en la Región de Los Lagos.

Si bien partió como “servicios integrales” —que incluye obras menores de construcción, gasfitería y fletes— el fuerte actual es el trabajo artesanal en madera reciclada obtenidas de despuntes de barracas o en demoliciones.

 Esa materia prima se convierte, con ingenio y destreza, en cavas de vinos de cervezas, relojes, cuadros, lámparas, numeración de casas y también todos los recuerdos imaginables (como llaveros y magnetos).

“No teníamos herramientas, de primera trabajábamos con gubias, todo a mano, nada eléctrico. Nos costaba mucho. Hacíamos un trabajo al día. Y eso vendíamos. Después fuimos subiendo de a poquito, por la necesidad, porque tenía cuatro hijos y tenía que pagar arriendo, luz, agua, comida”, recuerda la artesana.

Con los 4 millones 600 mil pesos del premio compró una máquina láser “que me permitió subir mis ventas en casi un 80%.  Porque si un trabajo demoraba todo un día, haciéndolo a mano en pirograbado, ahora en el mismo tiempo puedo hacer hasta 30 o 40 escritos en una tabla”, cuenta orgullosa.

Cuenta que para ella fue muy importante haber conquistado el concurso de emprendimiento de la Fundación Luksic: “Salí ganadora entre 400 emprendedores, después quedé entre los 200 mejores proyectos y finalmente entre los 100. Estoy feliz, contenta porque ellos creyeron en mí, en nuestro trabajo, en nuestras maderas”, recalca.

Con el aumento de la producción, subieron sus ventas del local que tienen en el “Pueblito Artesanal” de Osorno. Y les fue tan bien que hasta pudo comprar otra máquina con las ganancias.

 “Ahora puedo manejar el stock, lo que me permite hacer entregas al por mayor y fuera de Osorno. Ahora trabajo mucho más tranquila, con más tiempo, sin apuro”, señala la emprendedora. 

A los próximos ganadores le aconseja “que sigan innovando, que sigan buscando, que no se queden solo con el premio, que busquen, salgan, investiguen qué es lo que tienen alrededor, con qué trabajar y qué pueden lograr. Por mi parte les cuento que empecé de cero”.

 Y es que ella inicialmente intentó emprender en otras áreas, como en trabajos en lana, sin buenos resultados: “Pero no me bajoneé, sino que seguimos. Cada día se van aprendiendo”.

No fue el único desafío que debió sortear: también tuvo que aprender a usar nuevas tecnologías, lo cual benefició a toda su familia, porque en Servicios Raylen trabajan sus hijos, su esposo y su nuera: “Aquí todos cooperan y todos ganamos”, dice.

Hoy ofrece además trabajos en madera grabados con láser y personalizados, y hasta con logos de empresa. Literalmente un producto al gusto del cliente.

“Me veo a futuro haciendo este tipo de productos, más elaborados para otro tipo de clientela en donde además pueda estampar mi propio logo en cada uno de ellos”, concluye esta emprendedora.

En la IV versión de Impulso Chileno serán 200 los ganadores que se darán a conocer en enero 2022. Cada uno de ellos recibirán entre 3 y 5 millones de pesos, además de acompañamiento académico a través de clases dictadas por la Escuela de Administración UC y mentorías personalizadas a cargo de la Corporación Simón de Cirene.

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